El deseo del cielo es que el Reino de Dios sea restaurado sobre la tierra, pero los cielos necesitan representantes y embajadores en la tierra que les den derecho legítimo a intervenir y establecer jurisdicción.
Es solo a través de nuestras apelaciones—nuestras oraciones—que el cielo adquiere el derecho a habitar la tierra.
En otras palabras, la oración legaliza las intervenciones del cielo. Decreto y declaro que el reino del mundo pasará a ser el Reino de nuestro Señor y de su Mesías, y que Él reinará por los siglos de los siglos.
Padre, revélame tu voluntad en oración y úsame para hacerla realidad en la tierra.
Pon tu palabra en mi boca para que mi discurso se alinee con tus planes y propósitos.
Empodérame hoy para representarte bien en mis tratos y vivir fiel a tus principios.
Que mi vida refleje tu gloria y divinidad.
En el nombre de Jesús, amén.
Descubriendo el Siglo 21
Discovering 21century
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Tomás Del Valle-Reyes
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