
No te pido la dulce libertad de la cual hoy amargamente carezco, porque siendo libre quisiste hablarme, pero fue en la cárcel donde te escuché.
No te pido que abras frente mí el mar rojo, para que en presencia de mis enemigos pueda yo en seco cruzar.
Ni te pido que hagas ante mí un gran milagro.

Cómo podría yo, Señor, después de tanto herirte y pagarte haciendo daño cuando Tú hiciste bien, pedirte que seas el paño para enjugar mis noches… Tan sólo, Señor, te pido

No te enojes, Señor, si soy atrevido, pero con mi corazón humillado te pido que no se apague mi luz sin que derrames sobre mí la promesa de tu Santa unción.
Descubriendo el Siglo 21
P.O. BOX 1170
New York, NY 10018
212-244-4778
Whatsapp 917-499-9715
Radiosigloxxi@aol.com
No comments:
Post a Comment