Son precisamente estos eventos que están en nuestra memoria y nos esforzamos por mantener ocultos los que le facilitan a nuestro ego emplearlos para conectarse con la culpa y, si los mantenemos en secreto, frecuentemente también se conecta con el miedo y la vergüenza.
¿Tienes algún “Gran secreto”?
¿Alguna vez lo has compartido con alguien?
¿Por qué? ¿Puedes responde a esta última pregunta?
¿Puedes al menos reconocer qué te lo impide?
Muy probablemente lo que te impide responder a esa pregunta sea que le das más importancia a la opinión que tienen los demás de ti que tu propia opinión de tí mismo. Esto último está estrechamente relacionado a la necesidad de aprobación que sientes, tal vez sientes que si alguien conoce “tu secreto” (por muy insignificante que pueda parecer) jamás vuelva a permitirte formar parte de su grupo.
Los secretos guardan relación con nuestras creencias y paradigmas que integramos en nuestro crecimiento considerando que es lo “bueno”, lo “aceptable” y lo “deseable”.
En ocasiones pequeños detalles ocurridos en tu infancia y aparentemente olvidados pueden tener aun algún efecto controlador sobre ti.
¿Qué hacer en casos como este?, afortunadamente el superar la culpa en el caso de los secretos es más sencillo que cuando involucramos a otras personas.
Simplemente contándoselo a alguien nos libera de la culpa, en serio, es así de sencillo, haz la prueba y te convencerás. Esto tiene que ver con la manera en que funcionan los secretos para nuestro ego.
Existe una máxima filosófica que dice así: “Así como piensas eres”,
y lo que somos es nuestro ser interno, nuestros pensamientos se encuentran en nuestro interior, dentro de nuestra mente, así podemos deducir que somos lo que guardamos dentro.
Y, ¿si lo que guardamos dentro son secretos “oscuros” que nos hacen sentir “indignos”?, como crees que podemos ser entonces, seremos simplemente un reflejo de eso que guardamos, por eso es importante elegir apropiadamente lo que ingerimos como alimento interno a través de nuestros sentidos.
El mecanismo de los secretos nos lleva a guardar aquello que consideramos detestable y a mostrar y compartir los tesoros.
Supongamos que por el contrario echamos fuera lo detestable y guardamos los tesoros, ¿Qué crees que ocurriría entonces?, claro, es lógico, por supuesto que nos sentiríamos maravillosamente con nosotros mismos.
¿Acaso no es eso lo que todo ser humano desea? Deseamos ser Libres, vivir en Paz, Felicidad y Armonía. El detalle está en actuar coherentemente con lo que deseamos alcanzar.
Si tienes algún secreto emplea tu discriminación para encontrar a alguien que sepa escucharte, sin emitir un juicio y que sepa comprenderte y brindarte el apoyo necesario para permitir liberarte. Ofrécete también a servirle a la otra persona para el mismo efecto.
Puede ser un perfecto extraño, no importa, lo importante es liberarte de ese peso que has llevado contigo en la forma de ese secreto, una vez que lo cuentes habrá perdido su poder sobre ti, sí, solo tenía poder porque nadie más lo conocía, al revelarlo lo pierde, también la culpa, el miedo y la vergüenza se disipan al momento.
Ten por seguro que a la persona a quien le cuentes eso no se verá afectada por lo que le has contado, simplemente lo desechará como habrías hecho tu desde el primer momento de haber sabido cómo hacerlo.
Padre Tomas Del Valle-Reyes
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