Cuando ocurre esto piensas: “debería haber hecho esto o aquello”. Si alguna vez te sucede esto pregúntale a tu ser interno, es allí, en tu interior donde puedes encontrar las respuestas que te permitirán poder ver la situación desde otra perspectiva. Tu ser interno sabe que si hubieras tenido la oportunidad de hacer eso por lo que te lamentas ahora, lo habría hecho. Somos seres en crecimiento, seres en evolución, ninguno de nosotros es un producto acabado, siempre hay espacio para mejorar, en este sentido si decimos o hacemos algo que posteriormente encontramos que pudimos haberlo hecho mejor, de nada sirve sentirnos culpables por ello.
A medida que avancemos en la vida siempre podremos hacer las cosas mejor, si lo consideramos deseable podemos retroceder sobre nuestros pasos y disculparnos con la persona a quien consideramos que herimos, o corregir nuestras acciones de la manera más correcta, pero manteniéndonos centrados en el presente. Recordemos que la vida, como cualquier otra escuela, nos da la oportunidad de aprender mediante ensayo y error, equivocarse es parte del aprendizaje, lo importante es aprender de nuestros errores para crecer y evitar repetirlos. Cuando tenemos la oportunidad de corregirnos, sentirnos culpables no aporta ningún beneficio.
Nuestra responsabilidad más básica es con nuestro bienestar, al no sentirnos bien con nosotros mismos no estaremos en capacidad de complacer a nadie. A veces encontrarte ante situaciones en las cuales el complacer las necesidades de otras personas, de alguna manera, te hace negar o reprimir tus propias necesidades.
Podrías decidir que es más fácil negar tus propias necesidades que vivir con la culpa de no complacer a otros. En este caso toma en consideración que la culpa que los demás arrojan sobre sus hombros, y tu aceptas, podría ser demasiado pesada como para permitirte ser feliz.
Aquí entra en juego otro sentimiento estrechamente relacionado con la culpa y es el resentimiento, puedes elegir complacer a otras personas pero como consecuencia desarrollarás resentimiento, aunque te digas a ti mismo que prefieres sentir resentimiento en vez de culpa, entonces la culpa habrá tomado el control de la situación.
En este punto te preguntarás, ¿Por qué tengo que elegir entre un sentimiento u otro que ninguno me favorece en nada?, en realidad no tienes porque hacerlo, es simplemente tu decisión, tu elección, si es una elección… ¿por qué no eliges ser libre?
Si alguna vez eliges negar tus propias necesidades para complacer a otros, aun estando consciente que al hacerlo te perjudica, al menos trata de mantenerte alerta cuando ocurra. Esto te permitirá estar consciente de tus acciones y de las consecuencias, y te permitirá dar el primer paso para superar esta y otras situaciones en tu vida.
Padre Tomas Del Valle-Reyes
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